Imagen de Luis Felipe Salazar pidiéndole disculpas a su profesora de Comunicación Oral y Escrita II por haber dejado su materia en segundo plano en el periodo de la Semana Santa
Después de un largo periodo de inactividad, he decidido retomar el tema de mi proyecto, pues mas allá de los objetivos obvios que son pasar la materia, cumplirle a la profesora, levantar la nota porque voy real y preocupantemente colgado y bla, bla, bla, mi objetivo PERSONAL es conocer a fondo las causas y efectos que puede provocar una simple maquinita tragamonedas (en adelante la llamare tragaperras. Es un nombre más adecuado para esa droguita electrónica) y dárselas a conocer a cualquiera que desee entrar en mi blog pues, desde el niño que va a hacerle el mandado a su madre, hasta el gerente del Banco de la Republica tienen las mismas posibilidades de caer en este vicio. Cualquiera diría “¿pero como un niño puede usar una tragaperras si no tiene edad suficiente?” y cualquiera como yo diría “esas maquinas las encuentra hasta en la revueltería de la esquina donde usted manda a su hijo a comprar el cilantro”. Ya se pueden imaginar que tan grave es el asunto.
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