viernes, 9 de abril de 2010

Resumen de el escrito "La ciudad soñada" de Oscar Gonzalez







Por estos días es importante hacer una reflexión sobre la relación que tiene la ciudad y el arte, con una gran parte de las sensaciones que percibe el ser humano. El hecho de utilizar a la ciudad como tema central es una pasión interna del ser humano por darle un sentido a dicha reflexión que tiene un carácter irreverente contrastando la la ciudad real y la ciudad ideal o utópica interviniendo dicha ciudad de manera estéticamente critica. Es necesario para este fin, recorrer la ciudad real de arriba abajo, descubrir los lugares escondidos, marginados, generando ideas criticas suficientes para contrapones y/o relacionar a la ciudad en la que se vive con la ciudad en la que se desea vivir.


Ahora la ciudad paso de ser un simple sustantivo a ser un objeto digno de ser analizado, esperando a ser transformado por alguien que la conozca y la domine. Para esto hay que saber los secretos escondidos en lo más recóndito de la ciudad, hay que tener la actitud y la aptitud para transformarla, para intervenirla.


Pero para que la ciudad sea real y tangible, es necesario que exista el ciudadano, por eso, espata para ser intervenida, pero solo para que dicha intervención tome importancia, el ciudadano debe tener las habilidades y una razón importante para cambiar la estética de la ciudad.


Con lo anterior podemos decir que es la ciudad ideal y real, un ente que al ser observado, genera en el observador toda clase de sensaciones y motivaciones para escribir sobre ella, opinar sobre ella y como ya se ha dicho, para intervenirla, haciendo relación de objeto (ciudad) y sujeto (ciudadano), es decir, si la ciudad cambia, es porque el ciudadano la hizo cambiar, ósea que, el ciudadano también cambió.


Es necesario no caer en el error de creer saber todo sobre la ciudad por el solo hecho de recorrerla por varios lugares, porque esos mismos lugares están relacionados directamente con otros escondidos, inexistentes para nosotros, pero que también nos afectan aunque no hagamos parte de ella, y es que jamás haremos parte, pero es nuestro deber apropiarnos de ella.


De esta manera las intervenciones del ciudadano contra la ciudad, solo quedan en intenciones, pues ella lo sobrepasa pero aun así, tenemos la ciudad, la real y la soñada, tanto la que vemos como la que no, que se unen en un solo termino como una asombrosa mezcla de doctrinas distintas, formando una simbiosis, una relación, una nutrición de un termino con el otro, y en el medio se encuentra el pequeño ciudadano.


Luis Felipe Salazar

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